RELATO TRAVESTI: Gabriela Spencer, fijación por ponerte a cuatro
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Experiencia de 2016 que quedó en el tintero. Escapada veraniega a Madrid. Gabriela Spencer está en mi agenda desde hace tiempo. En mi anterior visita a la ciudad no pude conocerla. La llamo y quedamos en su piso de Malasaña. Tarde de agosto. Mucho calor en las calles de la capital.
Me recibe con un vestido ajustado a sus curvas de color naranja. La primera impresión me deja impactado, aunque trato de disimularlo. La encuentro mucho más estilizada que en fotos. Es realmente guapa. Destacaría sus ojazos negros, sus carnosos labios y su piel morena. Suele cambiar el color de su pelo: negro, rubio, rojo, verde, azul. Ese día, melena rubia muy larga. He de reconocer que me ponen mucho sus tatoos y el look de “chica mala” que tanto parece gustarle. Sus uñas, muy largas y acabadas en punta, en color verde ácido.
Atravesamos el salón-comedor y me lleva hasta el cuarto. Cama grande. Ordenado. De primeras, no habla demasiado. Es de trato directo, yendo al grano. Me pregunta por el tiempo que voy a quedarme. “Con lo buena que estás, pasaré una hora contigo”... le digo. “¿Qué te gusta hacer?”... me pregunta. “Quiero que hagas lo que quieras conmigo”... respondo sin dubitaciones. Además, conozco sus preferencias. Pago el servicio y sale del cuarto. A su vuelta, se quita el vestido. Está buenísima. Yo, que ya estaba en manga corta y bóxer, pierdo la ropa en cuanto ella se quita el tanga. Miro hacia abajo y veo su hermoso pollón. En reposo, es grueso. Me contengo y no toco. Se tumba a mi lado y manoseo sus impresionantes tetas. Lamo sus pezones. Recorro su tatuada piel con mi lengua. Ella pone la directa y lleva su mano a mi paquete, que ya crece. Busco el suyo y lo agarro con mi mano. Lo muevo suavemente y activo su erección. Lo siento crecer entre mis dedos. Miro hacia abajo y veo que es tremendo. En erección, adquiere una interesante curva a izquierdas. “¡Menudo pollón!”… no puedo evitar decir. Junto ambas pollas y las froto una contra la otra. Me encanta hacerlo. Finalmente, me agacho. Necesito sentirla en mi boca. En cuanto la meto, me doy cuenta de que va sobrada de todo: longitud, grosor y dureza. Lo intento, pero no logro introducirla por completo. Me atraganto. Estoy un buen rato disfrutando de esa delicia de pollón. Por momentos, Gabriela pone sus manos en mi cabeza y me folla la boca.
Sin decir nada, se calza un condón. “¿Quieres popper?”... me pregunta. “Pues sí. Me vendrá bien para encajar tu pollón”. Sale del cuarto a buscarlo. Vuelve y me lo ofrece. Ella también le da. Con la excursión, le ha bajado un pelín la erección y me pide que se la coma. Yo encantado. Se quita el condón y vuelvo a tragar. Con la excitación, intento hacerle garganta profunda pero no hay manera. Es demasiado grande. “Chúpamela y pónmela bien dura”... me pide. Lo hago y responde de inmediato. Me encanta agarrarla en mi mano y sentir toda su dureza. Dejo caer saliva en su punta y lo recojo con mi lengua. Atrapo su pollón con mis labios. La saco. Abro la boca y golpeo repetidamente contra mi lengua.
Ahora sí. Ha llegado el momento de sentir a Gabriela dentro de mí. Me pongo a cuatro en el borde de la cama. “Baja el culo un poco más”... me dice. Condón y lubricante. Acerca su misil a mi agujero y juega con la zona. Apunta y presiona sin llega a entrar. Me pone muy caliente. De repente, agarra mis glúteos y entra. Siento su enorme grosor abriendo mi culo. Me la clava del todo. Tras unos instantes de pausa, empieza a bombear. Miro hacia atrás por debajo de mis piernas. Veo el reflejo de nuestros cuerpos acoplados en el espejo que hay en la pared. Ver ese culazo en movimiento es espectacular. Pese a su descomunal dotación, no siento ninguna molestia. Es más, me encanta su manera de follar. Me toco y estoy empalmadísimo. Pone sus manos en mis caderas y embiste con más fuerza. Poco a poco, se vuelve un poco más agresiva. Coloca sus manos en mi cuello y empuja mi cabeza contra el colchón. Me siento lleno del todo con su pollón entrando y saliendo de mi culo.
De repente, sale del todo y se quita el condón. Empieza a correrse a chorros. Pone su mano para intentar recogerlos. Flipo con la cantidad de leche que sale de su pollón. Y disfruto mirando. Me ha pillado un tanto desprevenido porque no esperaba su corrida así de repente. Supongo que le ha molado mi culete. Me pide disculpas por haberse corrido. Le digo que no pasa nada. Son cosas que pasan. Es más, me mola que se haya corrido dándome. “Paramos un rato y seguimos”... me dice. Nos tumbamos en la cama y charlamos. La noto más cercana en el trato. Se preocupa por si me ha hecho daño. Supongo que algunos se quejarán por el grosor que se gasta. Le digo que no. “Ha sido todo placer”... añado. Mi excitación con ella es total y eso ayuda a dilatar.
Segundo asalto. “Chúpamela y pónmela dura otra vez”... me dice. Lo hago. Su respuesta, inmediata. Su pollón vuelve a llenar mi boca por completo. Gabriela busca mi agujero con sus dedos. Juega con mi culo y acaba follándome con ellos. Me pregunta como quiero que me folle. Escojo de cara. Quiero ver su bello rostro y su cuerpazo mientras me da caña. Coloca un cojín en la parte baja de mi espalda. Nuevo condón. Pone lubricante en mi mano para que lo reparta por mi agujero. Ella lubrica su sable con sus manos. Golpea su polla contra la raja de mi culo. Todo dureza. Entra y empieza su bombeo. Yo me masturbo. Al rato, es ella quien se encarga de mi polla mientras me folla. Me pide un cambio de postura. Prefiere darme a cuatro patas. Dice que se le bajará, pero yo la noto bien gorda en mi culo.
Me pongo a cuatro. La mete y la saca del todo una y otra vez. Parece que le excita hacerlo. Me pide que me mueva hacia delante y acaba subiendo sus pies en la cama. Desde esa posición, penetra hasta el fondo y empieza su bombeo. Ofrezco mi culo bien alto. Estoy tan excitado que no siento nada de dolor. Me pajeo. Me giro y busco su mirada. Ella se echa hacia delante y susurra en mis oídos. Siento su entrecortada respiración. Siento el roce de sus tetas en mi espalda. Más popper para ambos. Primero ella y luego me pone el bote delante, ayudando con sus dedos para que aspire. Pone sus manos delante de mis hombros y consigue metérmela todavía más. Pido más caña. Bombea con contundencia. De repente, se queda quieta manteniendo su polla en mi culo. Parece estar muy excitada. Vuelve a bombear. Me mola mucho como folla esta chica. Al rato, hace otra pausa. “No puedo. Si sigo, volveré a correrme”... me dice. Y claro, no quiere quedarse sin munición. Sale y se quita el condón.
“Tu también te correrás, ¿no?”... me dice. “Por supuesto”... respondo. Se tumba a mi lado y busca mi polla con sus manos. La introduce en su boca. Mamada brutal. Invierte su posición buscando el 69. Agarro su polla con mis manos mientras me deleito con su mamada. Busca mis huevos con su lengua. Los lame al mismo tiempo que me pajea. Se los come. Me tiene a punto de caramelo. Intento dilatar el momento, pero no puedo. Chorros de leche empiezan a salir de mi polla y resbalan entre sus dedos. Ella no deja de chupar mis pelotas. ¡Menuda corrida! Sensacional. Una vez dejo de temblar, me pasa unas toallitas húmedas para que me limpie.
Tumbados en la cama, comentamos la jugada. “Normalmente aguanto más. Y soy más cañera follando”... me dice. “Pero hoy no podía. Estaba demasiado excitada”... añade. “Lo he sentido”... le digo. Pido permiso para una ducha. Me da una toalla limpia y me acompaña hasta el baño. Salgo, me visto y nos despedimos. Está claro que repetiré con ella.
Por cierto, las fotos de su anuncio en esta página tienen unos años. Está mucho más buena a día de hoy.
Added on September 04, 2017 at 12:00 am