RELATO TRAVESTI: Sandra Vidal... fuego en Mallorca
Autor : Badmotor2008
Hace años que la brasileña Sandra Vidal reside en Mallorca. Y hace tiempo que estaba en mi lista de pendientes, pero nuestras agendas no acababan de cuadrar. El pasado miércoles al final de la mañana, lo hicieron finalmente. Hablamos unos días antes. Al teléfono es amable. Resuelve todas tus dudas de manera sincera. Imposible no quedar después de hablar con ella.
Llega el día. Confirmo la cita 45 minutos antes y me dirijo a su dirección. Nervioso, como cada vez que quedo con una escort con la que no he estado. Muy excitado también. Una vez en el portal, llamo y me abre. Me indica el piso y la puerta. Subo. Cuando estoy en su rellano, se abre la puerta y su sensual tono de su voz me invita a entrar. No la veo porque se esconde tras la puerta. Avanzo, se cierra la puerta y al fin la veo. Dos besos y la miro bien. Impresiona, tal y como la vemos en las fotos actuales de sus anuncios. Alta. Cuerpo estilizado.
Me encanta su belleza exótica, me fascina su piel morena y me cautiva su penetrante mirada. Pelo suelto y liso, me recibe perfectamente maquillada. Sus manos, grandes pero femeninas. Sus uñas naturales, largas y arregladas, aunque sin pintar. Su vestimenta, tremenda. A tono con lo que habíamos hablado por teléfono. Vestido negro de látex perfectamente ajustado. Sus negros pezones asomando entre las rasgaduras parciales del mismo. Tacones negros realzando su figura. Sencillamente espectacular. Desde el primer momento se muestra atenta y amable. Desea que te sientas bien. Su tono de voz es dulce. Me ofrece bebida y pido agua. Desaparece un momento y vuelve con un botellín de agua fría. Confirmamos el tiempo y lo que espero de la cita, y pido permiso para ducharme. Me acompaña hasta el baño y me da una toalla.
Por cierto, el piso es un estudio. Pequeño y acogedor. El baño, al igual que el resto del piso, limpio y ordenado. Tiene un plato de ducha en esquina, justo pero correcto. El dormitorio con cama de matrimonio y un espejo grande en el cabecero. De una de las paredes laterales cuelga una pantalla plana grande con peli porno en marcha. Aunque no estoy por lo que allí se muestra, veo a transexuales follando con chicos. Eso sí, reconozco a la brasileña Renata Davila dando caña a un maromo. Cortinas en las ventanas y la iluminación general muy controlada. Personalmente, preferiría ver más.
Una vez duchado, regreso al cuarto y empezamos. De pie, el uno frente al otro. Sandra rompe el hielo cogiendo mis pezones con sus manos. Juega con ellos. Según los presiona, logra levantar mi polla. Retira la toalla que cubría mi cintura y sonríe. Sigue pellizcando mis pezones. Acerco mi cuerpo al suyo y restriego mi entrepierna con la suya. Se baja el vestido y descubre una de sus tetas, invitándome a lamer. Empiezo a chupar pezón. Descubre su otro pecho y hago lo mismo. Sus pechos no son enormes pero son deliciosos. De aspecto muy natural. Me encantan. De repente, señala hacia abajo con su mirada y me dice... “Chupa”. Miro y veo que su vestido queda por encima de su cintura. No lleva bragas. Su polla en estado semi-relajado quiere ser devorada. Su grosor es interesante incluso en reposo.
Me agacho y la meto enterita en mi boca. Deseo sentirla crecer dentro de mí. Ella de pie y yo de rodillas. Aunque su polla coge volumen, puedo engullirla por completo. La saco para verla en todo su esplendor. La longitud es standard, pero el grosor impone. Fina en su punta, incrementa su diámetro según te alejas. Vamos, lo que vendría a ser una polla misil. Escupo, masturbo y vuelvo a engullir. Me hace tumbar en la cama. Aproxima su mástil a mi boca para que siga chupando. Me coge por la nuca y empuja con firmeza. La mamada se transforma en follada de boca. Al rato, se da la vuelta, arquea su espalda y separa sus nalgas con sus manos. Inspecciono visualmente. Todo limpio y bien rasuradito.
Saco mi lengua y la pongo a trabajar. Coloco la punta en su agujerito y empujo. Está cerrado. Me ayudo de mis dedos y logro entrar. Ella gime. Mientras devoro su culo, masturbo, comprobando que la tiene bien dura. Luego es ella misma quien se masturba mientras le saco brillo a su agujero. Introduzco mi lengua, después mis dedos y vuelvo a meter lengua. Se da la vuelta, coge mi polla y la agita. Yo hago lo mismo con la suya. Vuelve a tumbarme, esta vez cerca del borde de la cama. Se pone de pie junto a mi cabeza y me suelta... ”Chupa putita”. Abro la boca y entra su misil. Sacudidas secas y seguidas. En esta postura, mi cabeza no puede ir hacia atrás.
Sandra está desatada. Empuja hasta el fondo y mantiene su posición, esperando mis arcadas. Me hace salivar. Y logra sacarme las primeras lágrimas. Su pollón no es el más largo que he tragado, pero probablemente sea el más grueso. Te rellena la boca por completo. A veces la saca y puedo masturbar mientras golpeo su punta con mi lengua. Vuelve a entrar. Me folla la boca con su negra polla. Noto su leve curvatura hacia arriba. Y también su dureza. “Chupa que te quiero follar bien”... me suelta. Sus palabras provocan excitación y también respeto. Deseo sentir su misil en mi culo pero también temo por él. Coge mi polla y masturba. Yo sigo comiendo polla. En ese momento, decide follarme. Coge un condón de la mesilla de noche, lubricante y ordena...
“A los pies de la cama. Ponte a cuatro patas”.
Ha decidido abrirme el culo así. Me excita saberlo. No sé explicar la razón, pero me pone estar a cuatro patas esperando a ser empalado. Se coloca el condón, lubrica su polla y mi agujero. Yo miro sus movimientos de reojo, preparado para recibir pollón. Aunque no puedo verlo, siento el contacto de su punta en mi agujero. Con decisión y extrema habilidad, empuja y me la mete de golpe. ¡¡Increíble!! Tenía dudas por el calibre que se gasta pero mi culo parece estar tragón.
Miro hacia el cabecero de la cama y veo el espejo. Allí se refleja mi cara, en primer plano, y su cuerpo dándome por detrás. Una vez me la clava, serpentea buscando mayor penetración. “Dame tu culo”... me dice empujando mi espalda hacia abajo. “¿No querías polla, putita?... Aquí tienes”... escucho mientras bombea. En cuanto me relajo y dejo de ofrecerle mi culo, recibo su reprimenda. Quiere mi espalda arqueada y mi culo en alto para romperlo a pollazos. En cuanto me tiene así, sacude con fuerza.
Acaba su primera enculada. Se quita el condón y me acerca la polla. “A chupar”... me dice. Saboreo su misil recién salido de mi ojete. Masturbo. Pero no es suficiente para ella. Vuelve a colocarme al borde de la cama para follarme la boca otra vez. Yo tumbado boca arriba y ella de pie para poder empujar bien. “Abre bien la boca”... escucho. Percute con fuerza. Se tira literalmente sobre mi cara y bombea. Arcadas y más lágrimas. Le da igual. Sin sacar su polla de mi boca, coge un consolador enorme. Le coloca un condón y lubrica. Me va a follar con él. Lo introduce poco a poco pero con decisión. Noto como se abre paso en mi culo. Una vez me ha atravesado, agita con ímpetu.
Me quejo pero su polla tapona mi boca. Intento chillar pero apenas emito sonidos. “Calla”... me dice ella. Sandra está en plan dominante. Me hace daño en el culo pero me gusta. Me pone sentirme doblemente follado. Con su polla me atraviesa la garganta y con el consolador me abre el culo. Me atraganto y por momentos apenas puedo respirar, pero a ella le da igual. Saca el consolador y me coloca a cuatro patas. “¿Más polla?”... digo yo. “Por supuesto”... contesta ella.
Me voy al borde de la cama, se calza un nuevo condón y me la mete sin miramientos. Sabe que el consolador ha dilatado del todo mi ojete. Otra vez la imagen en el espejo de ella dándome. Si no arqueo la espalda del todo, llegan cachetes y recibo reprimenda. “Dame culo, venga”... me suelta. Empiezo a tener claro cómo quiere follarme. Tras un rato así, escucho... “Túmbate sobre la cama”. Lo hago, poco a poco. Ella desplaza su cuerpo con el mío, sin salir de mí. Una vez estoy horizontal, deja caerse sobre mí y taladrea sin piedad. Sacudidas secas y directas. No hay escapatoria posible. Encajo sus embestidas, ahora más profundas, y chillo de placer.
Sale y se quita el condón. Me toca chupar. Lo mismo que antes. Cuando me tiene boca arriba tragando polla, coge el consolador y vuelve a metérmelo. Intento chillar pero ella no para. Saca su polla y me da un respiro. Recibo una nueva orden. “Ponte de rodillas en el lado de la cama, con tu espalda hacia la pared”... me dice. Según lo hago, ella coloca la base del consolador perpendicular a la pared. “Acerca tu culo”... me dice. Mete la punta y empuja mi cuerpo contra la pared. “Ahora te follarás tú solo. Y mientras lo haces, me la comerás”... escucho. Se sienta frente a mí, en el borde de la cama. Agarro el consolador con mi mano y empiezo a moverme. Ella coge mi cabeza y empuja, obligándome a tragar polla. “Así me gusta”... escucho. Vuelvo a estar doblemente follado. Sin posibilidad de recular.
Se coloca un nuevo condón. “Túmbate boca arriba. Ahora te voy a follar así”... me dice. Me tumbo. Ella se queda de pie a los pies de la cama. Me coge por los tobillos y tira de mí, llevándome hasta el borde de la cama. Tira de mis piernas hacia arriba y me la clava. Abre mis piernas en forma de V y bombea. Las coloca en sus hombros y bombea más. “Tócate mientras te follo”... me dice. Me encantaba cuando me daba por detrás pero verme así es aún mejor. Me pone ver la expresión de su cara al embestir.
Sale y se quita el condón. Amontona unos cojines junto al cabecero de la cama. Apoya mi cabeza sobre ellos y vuelve a darme misil. Abro y trago. Uno no se cansa de saborear un pollón como el de Sandra. Relamo su cabeza y masturbo. Sigo comiendo. Estoy empalmado. Me masturbo. Ella saca su polla y la sacude su punta contra mi lengua. Sigo tragando. Así estamos un buen rato, hasta que decide que vayamos al baño. “De rodillas en la ducha”... escucho. Lo hago y miro hacia arriba. Ella de pie frente a mí. Su polla queda a la altura de mi cara. La situación es puro morbo. Me masturbo con más ímpetu. Ella coge su polla con su mano izquierda y golpea contra mi cara. También contra mi lengua.
En cuanto noto el brotar de su primer chorro, mis labios se abalanzan sobre su misil. Como si de un biberón se tratara, bebo según entra. Su sabor es intenso. Trago y paladeo al mismo tiempo. Saco su polla para sentirla sobre mi cara. Me encanta sentirla resbalar por mi cuello, caer por mi pecho y llegar hasta mi polla. En ese instante, me corro empapado en su meada. Brutal.
Me ducho. Necesito sentirme limpio y reponerme de la intensa sesión de sexo. Justo después, comienza una agradable charla. Comentamos entre risas como ha ido la sesión y acabamos hablando de todo. Aparte de su exquisito trato, descubro que se trata de una persona inteligente. Estoy a gusto y parece que ella también. Como no recibe llamadas, charlamos un buen rato. Por cierto, el castellano de Sandra es perfecto. Finalmente, me acompaña a la puerta y me despide con dos besos. Salgo de su piso convencido de que volveré. Me habían hablado bien de ella y ahora veo que no exageraban.
Hace años que la brasileña Sandra Vidal reside en Mallorca. Y hace tiempo que estaba en mi lista de pendientes, pero nuestras agendas no acababan de cuadrar. El pasado miércoles al final de la mañana, lo hicieron finalmente. Hablamos unos días antes. Al teléfono es amable. Resuelve todas tus dudas de manera sincera. Imposible no quedar después de hablar con ella.
Llega el día. Confirmo la cita 45 minutos antes y me dirijo a su dirección. Nervioso, como cada vez que quedo con una escort con la que no he estado. Muy excitado también. Una vez en el portal, llamo y me abre. Me indica el piso y la puerta. Subo. Cuando estoy en su rellano, se abre la puerta y su sensual tono de su voz me invita a entrar. No la veo porque se esconde tras la puerta. Avanzo, se cierra la puerta y al fin la veo. Dos besos y la miro bien. Impresiona, tal y como la vemos en las fotos actuales de sus anuncios. Alta. Cuerpo estilizado.
Me encanta su belleza exótica, me fascina su piel morena y me cautiva su penetrante mirada. Pelo suelto y liso, me recibe perfectamente maquillada. Sus manos, grandes pero femeninas. Sus uñas naturales, largas y arregladas, aunque sin pintar. Su vestimenta, tremenda. A tono con lo que habíamos hablado por teléfono. Vestido negro de látex perfectamente ajustado. Sus negros pezones asomando entre las rasgaduras parciales del mismo. Tacones negros realzando su figura. Sencillamente espectacular. Desde el primer momento se muestra atenta y amable. Desea que te sientas bien. Su tono de voz es dulce. Me ofrece bebida y pido agua. Desaparece un momento y vuelve con un botellín de agua fría. Confirmamos el tiempo y lo que espero de la cita, y pido permiso para ducharme. Me acompaña hasta el baño y me da una toalla.
Por cierto, el piso es un estudio. Pequeño y acogedor. El baño, al igual que el resto del piso, limpio y ordenado. Tiene un plato de ducha en esquina, justo pero correcto. El dormitorio con cama de matrimonio y un espejo grande en el cabecero. De una de las paredes laterales cuelga una pantalla plana grande con peli porno en marcha. Aunque no estoy por lo que allí se muestra, veo a transexuales follando con chicos. Eso sí, reconozco a la brasileña Renata Davila dando caña a un maromo. Cortinas en las ventanas y la iluminación general muy controlada. Personalmente, preferiría ver más.
Una vez duchado, regreso al cuarto y empezamos. De pie, el uno frente al otro. Sandra rompe el hielo cogiendo mis pezones con sus manos. Juega con ellos. Según los presiona, logra levantar mi polla. Retira la toalla que cubría mi cintura y sonríe. Sigue pellizcando mis pezones. Acerco mi cuerpo al suyo y restriego mi entrepierna con la suya. Se baja el vestido y descubre una de sus tetas, invitándome a lamer. Empiezo a chupar pezón. Descubre su otro pecho y hago lo mismo. Sus pechos no son enormes pero son deliciosos. De aspecto muy natural. Me encantan. De repente, señala hacia abajo con su mirada y me dice... “Chupa”. Miro y veo que su vestido queda por encima de su cintura. No lleva bragas. Su polla en estado semi-relajado quiere ser devorada. Su grosor es interesante incluso en reposo.
Me agacho y la meto enterita en mi boca. Deseo sentirla crecer dentro de mí. Ella de pie y yo de rodillas. Aunque su polla coge volumen, puedo engullirla por completo. La saco para verla en todo su esplendor. La longitud es standard, pero el grosor impone. Fina en su punta, incrementa su diámetro según te alejas. Vamos, lo que vendría a ser una polla misil. Escupo, masturbo y vuelvo a engullir. Me hace tumbar en la cama. Aproxima su mástil a mi boca para que siga chupando. Me coge por la nuca y empuja con firmeza. La mamada se transforma en follada de boca. Al rato, se da la vuelta, arquea su espalda y separa sus nalgas con sus manos. Inspecciono visualmente. Todo limpio y bien rasuradito.
Saco mi lengua y la pongo a trabajar. Coloco la punta en su agujerito y empujo. Está cerrado. Me ayudo de mis dedos y logro entrar. Ella gime. Mientras devoro su culo, masturbo, comprobando que la tiene bien dura. Luego es ella misma quien se masturba mientras le saco brillo a su agujero. Introduzco mi lengua, después mis dedos y vuelvo a meter lengua. Se da la vuelta, coge mi polla y la agita. Yo hago lo mismo con la suya. Vuelve a tumbarme, esta vez cerca del borde de la cama. Se pone de pie junto a mi cabeza y me suelta... ”Chupa putita”. Abro la boca y entra su misil. Sacudidas secas y seguidas. En esta postura, mi cabeza no puede ir hacia atrás.
Sandra está desatada. Empuja hasta el fondo y mantiene su posición, esperando mis arcadas. Me hace salivar. Y logra sacarme las primeras lágrimas. Su pollón no es el más largo que he tragado, pero probablemente sea el más grueso. Te rellena la boca por completo. A veces la saca y puedo masturbar mientras golpeo su punta con mi lengua. Vuelve a entrar. Me folla la boca con su negra polla. Noto su leve curvatura hacia arriba. Y también su dureza. “Chupa que te quiero follar bien”... me suelta. Sus palabras provocan excitación y también respeto. Deseo sentir su misil en mi culo pero también temo por él. Coge mi polla y masturba. Yo sigo comiendo polla. En ese momento, decide follarme. Coge un condón de la mesilla de noche, lubricante y ordena...
“A los pies de la cama. Ponte a cuatro patas”.
Ha decidido abrirme el culo así. Me excita saberlo. No sé explicar la razón, pero me pone estar a cuatro patas esperando a ser empalado. Se coloca el condón, lubrica su polla y mi agujero. Yo miro sus movimientos de reojo, preparado para recibir pollón. Aunque no puedo verlo, siento el contacto de su punta en mi agujero. Con decisión y extrema habilidad, empuja y me la mete de golpe. ¡¡Increíble!! Tenía dudas por el calibre que se gasta pero mi culo parece estar tragón.
Miro hacia el cabecero de la cama y veo el espejo. Allí se refleja mi cara, en primer plano, y su cuerpo dándome por detrás. Una vez me la clava, serpentea buscando mayor penetración. “Dame tu culo”... me dice empujando mi espalda hacia abajo. “¿No querías polla, putita?... Aquí tienes”... escucho mientras bombea. En cuanto me relajo y dejo de ofrecerle mi culo, recibo su reprimenda. Quiere mi espalda arqueada y mi culo en alto para romperlo a pollazos. En cuanto me tiene así, sacude con fuerza.
Acaba su primera enculada. Se quita el condón y me acerca la polla. “A chupar”... me dice. Saboreo su misil recién salido de mi ojete. Masturbo. Pero no es suficiente para ella. Vuelve a colocarme al borde de la cama para follarme la boca otra vez. Yo tumbado boca arriba y ella de pie para poder empujar bien. “Abre bien la boca”... escucho. Percute con fuerza. Se tira literalmente sobre mi cara y bombea. Arcadas y más lágrimas. Le da igual. Sin sacar su polla de mi boca, coge un consolador enorme. Le coloca un condón y lubrica. Me va a follar con él. Lo introduce poco a poco pero con decisión. Noto como se abre paso en mi culo. Una vez me ha atravesado, agita con ímpetu.
Me quejo pero su polla tapona mi boca. Intento chillar pero apenas emito sonidos. “Calla”... me dice ella. Sandra está en plan dominante. Me hace daño en el culo pero me gusta. Me pone sentirme doblemente follado. Con su polla me atraviesa la garganta y con el consolador me abre el culo. Me atraganto y por momentos apenas puedo respirar, pero a ella le da igual. Saca el consolador y me coloca a cuatro patas. “¿Más polla?”... digo yo. “Por supuesto”... contesta ella.
Me voy al borde de la cama, se calza un nuevo condón y me la mete sin miramientos. Sabe que el consolador ha dilatado del todo mi ojete. Otra vez la imagen en el espejo de ella dándome. Si no arqueo la espalda del todo, llegan cachetes y recibo reprimenda. “Dame culo, venga”... me suelta. Empiezo a tener claro cómo quiere follarme. Tras un rato así, escucho... “Túmbate sobre la cama”. Lo hago, poco a poco. Ella desplaza su cuerpo con el mío, sin salir de mí. Una vez estoy horizontal, deja caerse sobre mí y taladrea sin piedad. Sacudidas secas y directas. No hay escapatoria posible. Encajo sus embestidas, ahora más profundas, y chillo de placer.
Sale y se quita el condón. Me toca chupar. Lo mismo que antes. Cuando me tiene boca arriba tragando polla, coge el consolador y vuelve a metérmelo. Intento chillar pero ella no para. Saca su polla y me da un respiro. Recibo una nueva orden. “Ponte de rodillas en el lado de la cama, con tu espalda hacia la pared”... me dice. Según lo hago, ella coloca la base del consolador perpendicular a la pared. “Acerca tu culo”... me dice. Mete la punta y empuja mi cuerpo contra la pared. “Ahora te follarás tú solo. Y mientras lo haces, me la comerás”... escucho. Se sienta frente a mí, en el borde de la cama. Agarro el consolador con mi mano y empiezo a moverme. Ella coge mi cabeza y empuja, obligándome a tragar polla. “Así me gusta”... escucho. Vuelvo a estar doblemente follado. Sin posibilidad de recular.
Se coloca un nuevo condón. “Túmbate boca arriba. Ahora te voy a follar así”... me dice. Me tumbo. Ella se queda de pie a los pies de la cama. Me coge por los tobillos y tira de mí, llevándome hasta el borde de la cama. Tira de mis piernas hacia arriba y me la clava. Abre mis piernas en forma de V y bombea. Las coloca en sus hombros y bombea más. “Tócate mientras te follo”... me dice. Me encantaba cuando me daba por detrás pero verme así es aún mejor. Me pone ver la expresión de su cara al embestir.
Sale y se quita el condón. Amontona unos cojines junto al cabecero de la cama. Apoya mi cabeza sobre ellos y vuelve a darme misil. Abro y trago. Uno no se cansa de saborear un pollón como el de Sandra. Relamo su cabeza y masturbo. Sigo comiendo. Estoy empalmado. Me masturbo. Ella saca su polla y la sacude su punta contra mi lengua. Sigo tragando. Así estamos un buen rato, hasta que decide que vayamos al baño. “De rodillas en la ducha”... escucho. Lo hago y miro hacia arriba. Ella de pie frente a mí. Su polla queda a la altura de mi cara. La situación es puro morbo. Me masturbo con más ímpetu. Ella coge su polla con su mano izquierda y golpea contra mi cara. También contra mi lengua.
En cuanto noto el brotar de su primer chorro, mis labios se abalanzan sobre su misil. Como si de un biberón se tratara, bebo según entra. Su sabor es intenso. Trago y paladeo al mismo tiempo. Saco su polla para sentirla sobre mi cara. Me encanta sentirla resbalar por mi cuello, caer por mi pecho y llegar hasta mi polla. En ese instante, me corro empapado en su meada. Brutal.
Me ducho. Necesito sentirme limpio y reponerme de la intensa sesión de sexo. Justo después, comienza una agradable charla. Comentamos entre risas como ha ido la sesión y acabamos hablando de todo. Aparte de su exquisito trato, descubro que se trata de una persona inteligente. Estoy a gusto y parece que ella también. Como no recibe llamadas, charlamos un buen rato. Por cierto, el castellano de Sandra es perfecto. Finalmente, me acompaña a la puerta y me despide con dos besos. Salgo de su piso convencido de que volveré. Me habían hablado bien de ella y ahora veo que no exageraban.
Added on October 27, 2015 at 12:00 am