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Relato Travesti Brasileña en el Martin’s del final de Paseo de Gracia - Barcelona.


RELATO TRAVESTI: Brasileña en el Martin’s del final de Paseo de Gracia - Barcelona.
Autor: BaronRojo

Una brasileña de MARTIN'S
25.04.2006 a las 19:18:59 Citar Como otras tantas veces en que se vislumbraba una noche aburrida, monótona y previsible en Girona, el diablo llamó a mi puerta.
Aunque esa noche ya estaba en Barcelona! Felizmente me ahorré tener que comerme la AP-7 de ida y, lo que en realidad temo, de regreso solito de madrugada. Esta noche había ido a Barcelona a la despedida del novio de una amiga, cuyos amigos me gustaron tan poco como su concepto de “una noche loca”.
El diablo me invadió en forma de cubatas consumidos en el bus con el que íbamos a Barna y, después, en no sé qué local preparado para brindarte la clásica y estereotipada noche de despedida, por el puerto de Barcelona.
Así, en algún momento en que todas las miradas se dirigían al novio comiendo nata de bote de las tetas de una camarera, escurrí el bulto, me pedí un taxi y me fui al único local frecuentado por travestis que conocía en 2004, es decir, el Martin’s del final de Paseo de Gracia...
Probablemente hay mejores lugares en Barcelona para intentar conocer travestis, pero acabo de descubrir este y otros foros, y seguro que ahora podré acceder a información más completa. Información que hubiera agradecido tener algunas noches en que había ido al Martin’s y sólo habían las 3 o 4 brasileñas otoñales en busca de clientes y el mismo número de ecuatorianas y dominicanas en busca de víctimas.
Pero esa noche estaba animada, habían algunas caras nuevas y eso terminó de desbocar el diablo que ya corría a sus anchas por mis venas. En seguida me llamó la atención una travesti sentada en el mismo rincón de la barra con la pared donde acostumbran a sentarse toas las travestis mirando a la pista.
Me pedí mi enésimo cubata y aproveché para quedarme en la misma barra, cerca de ella, para tener ocasión de verla de cerca. Llevaba un vestidito ceñido que terminaba en una minifalda, mas mini que falda. Era muy blanca de piel y su figura estilizada, aunque se adivinaban unas curvas extremas, especialmente unas tetas de un tamaño fuera de lo común. Llevaba un peinado tipo “egipcio” y su rostro era tan femenino que daba que pensar si era realmente una travesti.
Para mi desgracia, estaba hablando con dos chicos de menos de 20 años que parecían salidos de alguna disco. Ahí pensé que no tendría ninguna posibilidad... los años de experiencia me dicen que muchas travestis prefieren los “casi niños” que no a alguien de 30 tacos con más cuerpo. Pero para sorpresa mía, empezaron los juegos de miradas entre las cabezitas afeitadas de los “quillos”.
No tardó en despacharlos, a lo que me acerqué ipso facto. Ese era el momento que había estado esperando, no sólo esa noche sino toda la semana, todo el mes si me apuráis... en que la emoción da paso a la adrenalina de saber que un día más, el mundo trans te abre sus puertas para descubrirlo un poco más... siempre más!!
Tal como sospechaba era brasileña, aunque me hablaba en italiano, pues era recién llegada de allí. Me defiendo con el portugués y hablo catalán, o sea que nos entendíamos mezclando todo, fue divertido... pero me preocupaba ver que su mirada se iba a un lado y a otro. Por eso le dije:
- Perdona, te vi hablando con esos chicos... – y añadí con tono humilde- si quieres te dejo con ellos.
Pareció sorprendida con mi comentario, a lo que cogió mi nuca, me acercó a ella y me besó ferozmente en la boca.
- Responde esto a tu pregunta? – Me dijo con una sonrisa pícara.
Disimulando mi asombro como pude, me dejé llevar por la situación, bailamos un buen rato bien agarrados, tomamos una copa más (no me dejó que la invitara) y nos fuimos a su casa en taxi.
Vivía por la Av.Hospital Militar, en Sant Gervasi. El piso y la zona eran de bastante nivel. Al llegar se quitó la peluca, dando a conocer un cabello más corto, rubio y con raíces negras, un peinado como aplastado a la cabeza y las puntas hacia adelante... entonces la reconocí de algunas galerías internacionales y de catálogos de escorts vistos por internet. No recuerdo su nombre, pero seguramente algún master travelero puede saber a quién me refiero, pues se me ocurren pocas travestis que con el cabello así corto se las vea tan sensuales y femeninas.
Nos sentamos en el sofá ante la TV. Cuando se desnudó confirmé que sus pechos tienen un tamaño poco habitual por su grandeza, lo que me encantó. Me sentía en el séptimo cielo ante una travesti de tanta belleza, conocida en los medios y que me había llevado a su casa sin dejarme pagar ni el taxi... Además me sorprendió con juegos imaginativos y novedosos para mí: Me dio una gafas de sol tipo Ray-ban y un gorro tipo el guitarrista de U2 “The edge”, y con estas únicas prendas puestas empezó a chupármela de rodillas en el suelo. Era verano y el gorro me hacía sudar muchísimo y con las gafas puestas no veía absolutamente nada en la sala en penumbra, pero la sensación fue increíble y me corrí en su boca al poco rato.

Luego nos fuimos a su cama... ahí nos relajamos pero no cesó la excitación, poco rato después estábamos besándonos, dándonos sexo oral... aunque no se veía muy interesada en usar su pito para nada más, a lo que poco rato después la estaba culeando con todo, agarrando sus caderas inverosímiles y excitándome con sus jadeos de entrega total al placer que le estaba dando. Habiéndome corrido poco rato antes, pude controlar mucho mejor mi excitación y practicamos un buen número de posturas de mi catálogo particular. Me encantaba tenerla de caras a mí y poder jugar con esas enormes tetas sin dejar de penetrarla. Finalmente me corrí en sus tetas mientras nos mirábamos con deseo y en medio de jadeos.
Entonces sí nos dejamos vencer por el sueño de una larga noche de diversión. Unas horas después, con el sol ya presente, nos despertamos excitados para un tercer acto igual de increíble. Y una vez más nos dormimos abrazados, piel a piel, bajo el murmullo de su ventilador que se veía impotente en su lucha por conseguir enfriar ni siquiera un poco el ambiente de esa habitación.
La realidad regresó a nuestras vidas en forma de llamada de teléfono. Otra travesti brasileña amiga suya la estaba llamando para almorzar juntas, a lo que ella me preguntó si quería acompañarlas con una sonrisa maliciosa de “ya sé que me dirás que no”. Y así era... su realidad más improvisada difícilmente habría compatibilizado con mi realidad más estructurada de domingos con familia, amigos y fútbol.
Así que venciendo el mareo producido por el cansancio, la resaca, y las horas sin comer y venciendo también cierto atisbo de pánico por si iba a cobrarme algo (no llevaba ni 50 euros en la cartera), me fui de su casa a buscar el metro caminando entre nubes, las mismas por las que deambulaba mi ego.
He preferido obviar algunos detalles como lo que consumimos en su casa o cuánto nos protegimos en el sexo, pues no son cosas de las que me sienta nada orgulloso... pero esa fue la noche de las noches, en la que valió todo sin reglas, en la que uno es consciente que está haciendo historia en su vida y di lo máximo de mí mismo. Una noche que todos merecemos al menos una vez en la vida, porque su recuerdo me acompañará para siempre.
Barón.

Esta es mi primera aportación a los relatos... viendo el gran nivel de los relatos de muchos de vosotros, he intentado relatar esta experiencia que viví hace dos años tan bien como he sabido, espero que me disculpéis las licencias literarias jeje.
Creo que con esto puedo tener acceso a contenidos restringidos o algo así... espero ir conociendo mejor este foro del que soy nuevo miembro, conocer a más gentita y convertirme en un participante habitual.
Barón.


Added on November 28, 2016 at 12:00 am

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