RELATO TRAVESTI: Viviany Paris en Palma de Mallorca - En manos de Viviany
Autor: badmotor2008
Mi primera cita con Viviany Paris era cuestión de tiempo. En realidad, este encuentro se ha cocinado a fuego lento. Varios años admirando sus sensuales fotos y leyéndola en el foro. A la primera oportunidad, caería rendido a sus pies. Y así ha sido. El pasado verano casi ocurre. Hice una escapada a Barcelona y, antes de viajar, contacté con Viviany. Amable y educada, me dijo que esos días estaría en Madrid. Me quedé con las ganas. Estas navidades, sin previo aviso, llega el sorpresón. Viviany decide venir a Mallorca por primera vez. Subidón total. Estoy fuera y no quiero emocionarme antes de hora. Regreso a la isla la segunda semana de enero. Contacto con ella para conocer sus planes. En principio, estará dos semana. ¡Genial! Aún faltan unos días pero miro el calendario y pienso en fechas. Como volaré de noche, le anticipo que me gustaría quedar justo el día después. A ella le va bien. Fijamos una hora y le digo que hablaremos el día anterior para confirmar todo.
Marco su número desde el aeropuerto, justo antes de embarcar hacia Mallorca. Hasta ese momento, nunca habíamos hablado. No me gusta molestar a las chicas si no es para quedar. Me encanta su voz y su expresividad al hablar. La conversación se desarrolla con una naturalidad increíble, como si de una amiga se tratara. Viviany es atenta, amable simpática y ocurrente. Pero también seductora. Y mucho. Hablamos de varias cosas y, finalmente, confirmamos la cita para el día siguiente. Será mi primera aventura sexual en mucho tiempo. Me hace especial ilusión que mi regreso al tercer sexo sea con Viviany.
Día D. Segundo domingo de enero, primera hora de la tarde. Al fin voy a conocer a Viviany. Llamo una hora antes y confirmo que todo está OK. Viviany me dice que puedo pasarme antes, si quiero. “No creo que pueda, pero lo intento”… le digo. Salgo en coche hacia su zona. Atiende en el centro de Palma. Estoy nervioso, como cada primera vez con una chica. Pero esta vez, las ganas acumuladas hacen que lo esté más. De camino, Viviany me envía un whatsapp explosivo. Más excitación. Aparco y camino hasta su portal. Me indica el piso y subo en ascensor. Décimo piso en un edificio que destaca por su altura. Al salir del ascensor, se abre una de las dos puertas del rellano. No veo a nadie. Lo habitual. Entro y la puerta se cierra. Me giro y veo a Viviany. Sonriendo. Beso de bienvenida en mis labios. Y justo después, cálido abrazo. Aunque sea virtualmente, nos conocemos. No hablo de foros cuando quedo con una chica por primera vez. Puede condicionar la cita y eso no me gusta. Con Viviany he hecho una excepción. Por su excepcional trato todo este tiempo, sentí que debía presentarme. Y eso hice en mi primera llamada telefónica. Nos miramos fijamente a los ojos. Buenas vibraciones. Volvemos a besarnos.
Tras la efusiva bienvenida, Viviany coge mi mano y me lleva hasta su cuarto. Cierra la puerta y nos quedamos frente a frente. “Estás preciosa”… le digo. “Muchas gracias”… responde ella. Pone sus manos a mi pecho y tantea mis pulsaciones. “¿Estás nervioso?”… me pregunta. “Un poco”… respondo. Dejo mi chaqueta en una silla y le doy un detalle que traía para ella. Viviany lo agradece con palabras y con su bella sonrisa. Me encanta su boca. Grande, labios carnosos y dientes perfectos (aunque ella piense que no lo son). Me siento cómodo. Cada vez más. Viviany me ofrece bebida y pido agua. Abre la neverita que tiene en el cuarto y me da un botellín.
Abro un paréntesis para describir el lugar. El piso está bien. Viviany es una chica selectiva. No atiende en cualquier sitio. Aunque la finca no es nueva, se construyó con altas calidades y se conserva bien. La habitación es amplia y está amueblada con gusto. El ambiente, acogedor del todo. Iluminación suave pero suficiente. Incienso quemando. Música en su portátil. Viviany cuida cada detalle. Los suyos y los del lugar donde atiende.
Cierro el paréntesis y vuelvo a la acción. Estamos de pie, apenas separados por unos centímetros. Encuentro a Viviany más alta de lo que esperaba. Aunque es cierto que eleva su figura sobre tacones. Volvemos a besarnos. Esta vez, con lengua. Hay pasión en sus besos, algo que me encanta. Tras ese momento, bajo mi mirada y repaso cómo me ha recibido. ¡Casi me da algo! Kimono rojo entreabierto y conjunto de lencería negro. Más abajo, espectaculares botas negras brillantes subiendo por encima de sus rodillas. Con ese look deseaba encontrármela. Puntazo para Viviany porque no habíamos hablado de ello. No me gusta hacerlo. Prefiero que las chicas me sorprendan. Las botas le quedan de miedo. Además, son toda una declaración de intenciones. Pelo suelto y liso. Rostro maquillado. Aprecio unas facciones más femeninas tras sus últimos retoques. Respecto a sus manos, hace rato que me he fijado en ellas. Uñas perfectas con su elegante manicura francesa, el estilo que mejor le sienta. Viviany está impresionante. Y se lo digo. Por último, algo que no se ve. Su olor, sencillamente exquisito.
Le propongo sentarnos en la cama para estar más cómodos. Y ahí nos vamos. La conversación con Viviany es fluida. La encuentro terriblemente seductora. Coge mis manos y las acaricia mientras me habla. Viviany es cariñosa y muy cercana. Me besa. Sus labios son una delicia. Sin darnos cuenta, estamos enrollándonos. ¡Qué manera de besar! Viviany coge mi mano y la lleva a su entrepierna. Ella misma la mueve en círculos mostrándome cómo debo acariciarla. Algo coge volumen bajo su ropa interior. Lleva su mano a mi paquete. “Quiero ver lo que guardas por aquí"… escucho. “Déjame jugar con ella”… añade. Me levanto y me quito parte de mi ropa. Desabrocho el cinturón y bajo mis pantalones hasta las rodillas. Viviany, sentada en la cama, introduce sus dedos por los lados de mis bóxer. Palpa mi polla, aún a medio despertar. La coge y la saca por uno de los lados. Masturba con suavidad. Mi respuesta es inmediata. “Mmmm qué gorda, me encanta”… escucho. Baja mis bóxer liberando mi herramienta. Se la traga. Me la pone tiesa en segundos. Alucino con Viviany. Probablemente, la mejor mamada que me han hecho nunca. Mucho vicio. Garganta profunda. La saca de su boca y escupe gran cantidad de saliva. Sus labios y su lengua trabajan a la perfección. Viviany emplea también sus manos. Aprieta y masajea mi polla con una técnica extraordinaria. “¡Qué bueno!”… digo transmitiendo lo que me hace sentir. El sonido de sus carnosos labios mamando es puro morbo. Es como una peli porno, pero mucho mejor. El protagonista eres tú. De verdad que flipo con la intensidad de Viviany. Se la traga hasta el fondo y aguanta sin problemas. Y mi polla no es pequeña. Disfruta con una polla en sus manos y se nota. Coloco mis manos en su cabeza acompasando el movimiento de mis caderas. Placer total. Conforme se calienta, va soltando guarradas. “Cógela con tu mano y te pajeas mientras te la como”… escucho. Lo hago y ella sigue mamando. Viviany tiene una especie de fijación con mi polla. Y yo encantado.
Se pone de pie. Entiendo que me toca sentarme. No es así. “Ponte de rodillas”… suelta señalando al suelo. Se la saca por un lateral de sus bragas y me la ofrece. Buena polla. Tamaño entre medio y grande. Recta del todo en erección. Sección constante. Oscurita de piel. Descapullada en su cabeza, pide ser adorada. Zona perfectamente depilada. Meto su polla en mi boca. La saco. Escupo. Quiero ensalivarla como ella hacía con la mía. Viviany pone sus manos en mi cabeza. “Abre la boca”… escucho. A la que me doy cuenta, la tengo bombeando mi garganta. Con ganas. Sin pausas. Por momentos, me ahogo. Intento tomar aire pero Viviany no me deja. Me folla la boca como le viene en gana. No para de gemir. Mis intentos de resistencia, en lugar de apaciguarla, la ponen más cachonda. “Abre bien la boca”… ordena. “Glop, glop, glop, glop”… es lo único que logro decir. Pienso que al hacer mucho ruido, aflojará. Me equivoco. “Te gusta comer polla, ¿verdad?”… pregunta retóricamente. Intento responder pero no puedo. Hago un gesto afirmativo con mi cabeza. Mamo con mis manos en sus muslos, sintiendo el tacto de sus botas en las yemas de mis dedos. Breve pausa que aprovecho para tomar aire. Viviany me agarra del pelo y se agacha. Juega con la saliva de su boca y la deja caer en mi lengua. ¡Qué morbazo! Saboreo y trago. Delicioso. Me la enchufa y sigue follándome la boca. Más pausas y más escupitajos en mi boca. Viviany ya no es cariñosa. Me pajeo. Estoy supercachondo.
Me levanto y voy a por sus tetas. Buenos pechos, algo duros al tacto. Viviany aparta el sostén y me enseña sus pezones. Pequeños y abultados. Muy sensibles. Enseguida me percato. Se vuelve loca cuando juegas con ellos. Se los como, los pellizco y los retuerzo. Junto ambas pollas y masturbo simultáneamente. Me encanta sentir la excitación de ambos concentrada en nuestros miembros. “Quítate la ropa”… escucho. Me quito el pantalón y lo tiro en la silla que hay junto a la cama.
Viviany me da la espalda. Apoya sus brazos en una cómoda que hay junto a la pared y exhibe culazo. La visión de Viviany desde atrás es espectacular. Acerco mi cuerpo y empiezo a frotarlo con el suyo. Ella responde con movimientos sensuales y gemidos. La rodeo con mis brazos y beso su cuello. Mi polla, palpitante, juega con su culo. Viviany agarra ambas pollas con sus manos. Las agita subiendo la temperatura del ambiente. Me manda al suelo de nuevo. De rodillas, me preparo para disfrutar. Estamos en una esquina del cuarto con espejos en las paredes. “Chúpame la polla y te miras en el espejo. Ya verás qué morbo”… me dice. Lo hago. Ver su polla entrando y saliendo de mi boca y sentir el roce de sus botas en mi cuerpo me pone a mil. Viviany lleva sus manos a mi cabeza y embiste. Me hace salivar de placer. “Glop, glop, glop, glop”… vuelvo a emitir al ritmo que marcan sus caderas. Me siento usado y me encanta.
Nos vamos a la cama. “Desnúdate del todo y túmbate boca arriba”… me dice. Baja la cremallera de sus interminables botas y se las quita. Lo hace con celeridad y estilo. Se acerca hasta mí, polla en ristre. Atrapa mi cabeza entre sus muslos y me hace abrir la boca. Me la clava hasta la campanilla. Vuelve a follarme la boca. Sin escapatoria en esta posición. La saca y se sienta en mis estiradas piernas. Junta nuestras pollas y juega con ellas, dando y sientiendo placer. Viviany hace maravillas con sus manos. Es sensual en sus movimientos y le encanta tocarte. Disfruto del masaje de pollas mientras admiro su cuerpo desnudo. Sus gemidos disparan mi sensación de placer. Tanto, que empiezo a sentir algo parecido a un orgasmo. “¡Viviany, para un momento!”… le digo. Deja de masajear, junta nuestros cuerpos y me abraza. “No te corras”… susurra en mi oído. “No te corras aún. Quiero follarte”… añade. Respiro con profundidad intentando controlar lo incontrolable. “¿Te has corrido?”… pregunta. “No estoy seguro”… contesto. Llevo mi mano a mi vientre y compruebo que hay leche. Me he corrido. Cuando alguien te pone tanto, pasan estas cosas. “¿Podré follarte, verdad?”… pregunta preocupada. “Tengo muchas ganas de follarme tu culito”… añade. “Tranquila. Podrás follarme”… respondo. En realidad, no hay nada que desee más que sentir a Viviany dentro de mí.
Me pasa papel de cocina para que me limpie. Rápidamente, Viviany vuelve a la acción. Está cachonda de verdad. Abre los cajones de la mesilla de noche en busca de condones y lubricante. Deja las cosas a mano. Me tumba boca arriba en el borde de la cama. Ella se pone de rodillas, fuera de la cama. “Relájate”… me dice. Abre mis piernas y acerca su bello rostro. Lame mi culo como si de un caramelo se tratara. Emite los mismos sonidos que hacía al comerse mi polla. Busca profundidad con su lengua. Absolutamente genial. Tras el impresionante beso negro, se incorpora, dispuesta a penetrarme. Se la como mientras masajea mi culo con lubricante en sus dedos. Me encanta el momento previo al asalto. “Tumbate y ponte de lado”… escucho. Lo hago, pajeándome excitado. Miro a su cara mientras se calza un condón. Acerca su cuerpo al mío y pasea su polla por mi rajita. Rodea su objetivo sin llegar a entrar. De repente, penetra. Me la clava del todo. Hace meses que no recibo por detrás y lo noto. Mi culo está cerradito. Aunque la molestia es más sensación que realidad. Al tercer embiste, todo es placer. Impone buen ritmo desde el principio. Besa mi cuello. Muerde mis oídos. Susurra en ellos. Sale de mí para comprobar que todo está en orden. “Estira las dos piernas”… me dice. Quedo tumbado boca abajo. Culo en pompa. Su estocada es inmediata. En esta postura, Viviany se muestra más potente. Deja caer su peso sobre mí y empieza a darme. Sacudidas secas. Busca profundidad de manera obsesiva. Empiezo a chillar al ritmo de sus movimientos de cadera. Muerdo almohada para no hacer tanto ruido. Viviany a lo suyo, enculándome y susurrando guarradas en mi oído. Me encanta la postura. Sumisa y muy morbosa.
Sale y me da la vuelta. Cambio de condón y cojín en mis lumbares. “Cógete las piernas con tus manos”… me dice. Me la clava y empieza el taladreo. Me encanta contemplar su bello rostro. Y su exótico cuerpo en movimiento. Me masturbo. Entre la caña que me da y la corrida de hace un rato, no empalmo del todo. “He perdido empalme”… le digo. Su ayuda, justo lo que quería, llega de inmediato. Escupe en sus manos y masajea mi polla. Me encantan sus femeninas manos y las habilidades que demuestra con ellas. Me pajea con una mano y con la otra acaricia la base de mi polla. Me la pone dura en el acto. Embiste con fuerza sin soltar mi polla. Estoy en el cielo. “Tócame las tetas”… escucho. Manoseo sus pechos. Pellizco sus pezones. Viviany apoya mis piernas en sus hombros. Sigue dándome. Aparte de follar como los ángeles, sus manos masajean mi polla y mis pelotas de un modo desconocido. Quiero estirar el momento. Y gracias a la corrida anterior, lo consigo. Viviany tiene aguante. “Avísame cuando vayas a correrte”… escucho. Me encanta acabar en esta postura. Pajeado y follado. Pasión y potencia. “Dame, dame”… pido. No sé cómo lo hace pero sube una marcha más. “¡Así, así. No pares!”… exclamo. Con Viviany desatada, empiezo a soltar leche. Sus pollazos disparan mi semen en todas direcciones. Hasta mi cara recibe algún impacto. El orgasmo es buenísimo, de aquellos que se alargan en el tiempo. Viviany no deja de follarme ni de pajearme mientras sigo descargando leche. Cuando dejo de temblar, exprime mi polla hasta sacarme la última gota. Bestial.
Sale de mí y se quita el condón. Junta ambas pollas y las frota con sus manos. Las masajea esparciendo mi leche entre ambas. De rodillas sobre el colchón y sentada sobre mis piernas, se pajea. La imagen es un espectáculo. Rostro lascivo, pezones excitados y polla palpitante. “Tócame las tetas”… escucho. Voy directo a sus pezones y los retuerzo. Su respiración, cada vez más profunda. Se pajea con frenesí. Roza mi polla con sus manos. Gime. Chilla. Entre convulsiones, empieza a escupir leche en mi polla. Siento su calor. Deja mi polla bien cubierta de leche. Puro morbo. Nos miramos y sonreímos. “¡Qué buena eres!”… le digo. En cuanto recupera el aliento, me pasa el papel para que pueda limpiarme. Y me ayuda a hacerlo.
Viviany me ofrece una ducha. La acepto. Me da una toalla limpia y me acompaña hasta el baño. A mi regreso, la encuentro en ropa interior con el kimono rojo por encima. Abono el servicio. Mientras me visto, seguimos conversando. En cuanto hablamos de sexo, Viviany se calienta. “Mira cómo estoy”… dice llevando mi mano a su entrepierna. Me hace frotar en círculos por encima de sus bragas sin apartar la mirada de mis ojos. La tiene durita. Se la saca. “¿Quieres chupar?”… escucho. Imposible rechazar tal ofrecimiento. Tras pegar dos lametazos, la meto en mi boca. Su polla es una verdadera delicia. Lo dejo porque la cosa se lía. Tengo que irme.
Me acompaña al recibidor y me despide con un apasionado beso en mis labios. Mi primer encuentro con Viviany ha sido espectacular. Ha habido muy buena sintonía entre nosotros y eso me ha encantado. He conocido a una chica maravillosa. Y he descubierto la intensidad del sexo con ella, superando todas las expectativas que tenía. Es juguetona y muy morbosa. Si hablamos de atención y trato, Viviany roza la excelencia. Volveremos a vernos, sin duda.
Viviany, un gustazo conocerte. Gracias por todo. Guiño
Mi primera cita con Viviany Paris era cuestión de tiempo. En realidad, este encuentro se ha cocinado a fuego lento. Varios años admirando sus sensuales fotos y leyéndola en el foro. A la primera oportunidad, caería rendido a sus pies. Y así ha sido. El pasado verano casi ocurre. Hice una escapada a Barcelona y, antes de viajar, contacté con Viviany. Amable y educada, me dijo que esos días estaría en Madrid. Me quedé con las ganas. Estas navidades, sin previo aviso, llega el sorpresón. Viviany decide venir a Mallorca por primera vez. Subidón total. Estoy fuera y no quiero emocionarme antes de hora. Regreso a la isla la segunda semana de enero. Contacto con ella para conocer sus planes. En principio, estará dos semana. ¡Genial! Aún faltan unos días pero miro el calendario y pienso en fechas. Como volaré de noche, le anticipo que me gustaría quedar justo el día después. A ella le va bien. Fijamos una hora y le digo que hablaremos el día anterior para confirmar todo.
Marco su número desde el aeropuerto, justo antes de embarcar hacia Mallorca. Hasta ese momento, nunca habíamos hablado. No me gusta molestar a las chicas si no es para quedar. Me encanta su voz y su expresividad al hablar. La conversación se desarrolla con una naturalidad increíble, como si de una amiga se tratara. Viviany es atenta, amable simpática y ocurrente. Pero también seductora. Y mucho. Hablamos de varias cosas y, finalmente, confirmamos la cita para el día siguiente. Será mi primera aventura sexual en mucho tiempo. Me hace especial ilusión que mi regreso al tercer sexo sea con Viviany.
Día D. Segundo domingo de enero, primera hora de la tarde. Al fin voy a conocer a Viviany. Llamo una hora antes y confirmo que todo está OK. Viviany me dice que puedo pasarme antes, si quiero. “No creo que pueda, pero lo intento”… le digo. Salgo en coche hacia su zona. Atiende en el centro de Palma. Estoy nervioso, como cada primera vez con una chica. Pero esta vez, las ganas acumuladas hacen que lo esté más. De camino, Viviany me envía un whatsapp explosivo. Más excitación. Aparco y camino hasta su portal. Me indica el piso y subo en ascensor. Décimo piso en un edificio que destaca por su altura. Al salir del ascensor, se abre una de las dos puertas del rellano. No veo a nadie. Lo habitual. Entro y la puerta se cierra. Me giro y veo a Viviany. Sonriendo. Beso de bienvenida en mis labios. Y justo después, cálido abrazo. Aunque sea virtualmente, nos conocemos. No hablo de foros cuando quedo con una chica por primera vez. Puede condicionar la cita y eso no me gusta. Con Viviany he hecho una excepción. Por su excepcional trato todo este tiempo, sentí que debía presentarme. Y eso hice en mi primera llamada telefónica. Nos miramos fijamente a los ojos. Buenas vibraciones. Volvemos a besarnos.
Tras la efusiva bienvenida, Viviany coge mi mano y me lleva hasta su cuarto. Cierra la puerta y nos quedamos frente a frente. “Estás preciosa”… le digo. “Muchas gracias”… responde ella. Pone sus manos a mi pecho y tantea mis pulsaciones. “¿Estás nervioso?”… me pregunta. “Un poco”… respondo. Dejo mi chaqueta en una silla y le doy un detalle que traía para ella. Viviany lo agradece con palabras y con su bella sonrisa. Me encanta su boca. Grande, labios carnosos y dientes perfectos (aunque ella piense que no lo son). Me siento cómodo. Cada vez más. Viviany me ofrece bebida y pido agua. Abre la neverita que tiene en el cuarto y me da un botellín.
Abro un paréntesis para describir el lugar. El piso está bien. Viviany es una chica selectiva. No atiende en cualquier sitio. Aunque la finca no es nueva, se construyó con altas calidades y se conserva bien. La habitación es amplia y está amueblada con gusto. El ambiente, acogedor del todo. Iluminación suave pero suficiente. Incienso quemando. Música en su portátil. Viviany cuida cada detalle. Los suyos y los del lugar donde atiende.
Cierro el paréntesis y vuelvo a la acción. Estamos de pie, apenas separados por unos centímetros. Encuentro a Viviany más alta de lo que esperaba. Aunque es cierto que eleva su figura sobre tacones. Volvemos a besarnos. Esta vez, con lengua. Hay pasión en sus besos, algo que me encanta. Tras ese momento, bajo mi mirada y repaso cómo me ha recibido. ¡Casi me da algo! Kimono rojo entreabierto y conjunto de lencería negro. Más abajo, espectaculares botas negras brillantes subiendo por encima de sus rodillas. Con ese look deseaba encontrármela. Puntazo para Viviany porque no habíamos hablado de ello. No me gusta hacerlo. Prefiero que las chicas me sorprendan. Las botas le quedan de miedo. Además, son toda una declaración de intenciones. Pelo suelto y liso. Rostro maquillado. Aprecio unas facciones más femeninas tras sus últimos retoques. Respecto a sus manos, hace rato que me he fijado en ellas. Uñas perfectas con su elegante manicura francesa, el estilo que mejor le sienta. Viviany está impresionante. Y se lo digo. Por último, algo que no se ve. Su olor, sencillamente exquisito.
Le propongo sentarnos en la cama para estar más cómodos. Y ahí nos vamos. La conversación con Viviany es fluida. La encuentro terriblemente seductora. Coge mis manos y las acaricia mientras me habla. Viviany es cariñosa y muy cercana. Me besa. Sus labios son una delicia. Sin darnos cuenta, estamos enrollándonos. ¡Qué manera de besar! Viviany coge mi mano y la lleva a su entrepierna. Ella misma la mueve en círculos mostrándome cómo debo acariciarla. Algo coge volumen bajo su ropa interior. Lleva su mano a mi paquete. “Quiero ver lo que guardas por aquí"… escucho. “Déjame jugar con ella”… añade. Me levanto y me quito parte de mi ropa. Desabrocho el cinturón y bajo mis pantalones hasta las rodillas. Viviany, sentada en la cama, introduce sus dedos por los lados de mis bóxer. Palpa mi polla, aún a medio despertar. La coge y la saca por uno de los lados. Masturba con suavidad. Mi respuesta es inmediata. “Mmmm qué gorda, me encanta”… escucho. Baja mis bóxer liberando mi herramienta. Se la traga. Me la pone tiesa en segundos. Alucino con Viviany. Probablemente, la mejor mamada que me han hecho nunca. Mucho vicio. Garganta profunda. La saca de su boca y escupe gran cantidad de saliva. Sus labios y su lengua trabajan a la perfección. Viviany emplea también sus manos. Aprieta y masajea mi polla con una técnica extraordinaria. “¡Qué bueno!”… digo transmitiendo lo que me hace sentir. El sonido de sus carnosos labios mamando es puro morbo. Es como una peli porno, pero mucho mejor. El protagonista eres tú. De verdad que flipo con la intensidad de Viviany. Se la traga hasta el fondo y aguanta sin problemas. Y mi polla no es pequeña. Disfruta con una polla en sus manos y se nota. Coloco mis manos en su cabeza acompasando el movimiento de mis caderas. Placer total. Conforme se calienta, va soltando guarradas. “Cógela con tu mano y te pajeas mientras te la como”… escucho. Lo hago y ella sigue mamando. Viviany tiene una especie de fijación con mi polla. Y yo encantado.
Se pone de pie. Entiendo que me toca sentarme. No es así. “Ponte de rodillas”… suelta señalando al suelo. Se la saca por un lateral de sus bragas y me la ofrece. Buena polla. Tamaño entre medio y grande. Recta del todo en erección. Sección constante. Oscurita de piel. Descapullada en su cabeza, pide ser adorada. Zona perfectamente depilada. Meto su polla en mi boca. La saco. Escupo. Quiero ensalivarla como ella hacía con la mía. Viviany pone sus manos en mi cabeza. “Abre la boca”… escucho. A la que me doy cuenta, la tengo bombeando mi garganta. Con ganas. Sin pausas. Por momentos, me ahogo. Intento tomar aire pero Viviany no me deja. Me folla la boca como le viene en gana. No para de gemir. Mis intentos de resistencia, en lugar de apaciguarla, la ponen más cachonda. “Abre bien la boca”… ordena. “Glop, glop, glop, glop”… es lo único que logro decir. Pienso que al hacer mucho ruido, aflojará. Me equivoco. “Te gusta comer polla, ¿verdad?”… pregunta retóricamente. Intento responder pero no puedo. Hago un gesto afirmativo con mi cabeza. Mamo con mis manos en sus muslos, sintiendo el tacto de sus botas en las yemas de mis dedos. Breve pausa que aprovecho para tomar aire. Viviany me agarra del pelo y se agacha. Juega con la saliva de su boca y la deja caer en mi lengua. ¡Qué morbazo! Saboreo y trago. Delicioso. Me la enchufa y sigue follándome la boca. Más pausas y más escupitajos en mi boca. Viviany ya no es cariñosa. Me pajeo. Estoy supercachondo.
Me levanto y voy a por sus tetas. Buenos pechos, algo duros al tacto. Viviany aparta el sostén y me enseña sus pezones. Pequeños y abultados. Muy sensibles. Enseguida me percato. Se vuelve loca cuando juegas con ellos. Se los como, los pellizco y los retuerzo. Junto ambas pollas y masturbo simultáneamente. Me encanta sentir la excitación de ambos concentrada en nuestros miembros. “Quítate la ropa”… escucho. Me quito el pantalón y lo tiro en la silla que hay junto a la cama.
Viviany me da la espalda. Apoya sus brazos en una cómoda que hay junto a la pared y exhibe culazo. La visión de Viviany desde atrás es espectacular. Acerco mi cuerpo y empiezo a frotarlo con el suyo. Ella responde con movimientos sensuales y gemidos. La rodeo con mis brazos y beso su cuello. Mi polla, palpitante, juega con su culo. Viviany agarra ambas pollas con sus manos. Las agita subiendo la temperatura del ambiente. Me manda al suelo de nuevo. De rodillas, me preparo para disfrutar. Estamos en una esquina del cuarto con espejos en las paredes. “Chúpame la polla y te miras en el espejo. Ya verás qué morbo”… me dice. Lo hago. Ver su polla entrando y saliendo de mi boca y sentir el roce de sus botas en mi cuerpo me pone a mil. Viviany lleva sus manos a mi cabeza y embiste. Me hace salivar de placer. “Glop, glop, glop, glop”… vuelvo a emitir al ritmo que marcan sus caderas. Me siento usado y me encanta.
Nos vamos a la cama. “Desnúdate del todo y túmbate boca arriba”… me dice. Baja la cremallera de sus interminables botas y se las quita. Lo hace con celeridad y estilo. Se acerca hasta mí, polla en ristre. Atrapa mi cabeza entre sus muslos y me hace abrir la boca. Me la clava hasta la campanilla. Vuelve a follarme la boca. Sin escapatoria en esta posición. La saca y se sienta en mis estiradas piernas. Junta nuestras pollas y juega con ellas, dando y sientiendo placer. Viviany hace maravillas con sus manos. Es sensual en sus movimientos y le encanta tocarte. Disfruto del masaje de pollas mientras admiro su cuerpo desnudo. Sus gemidos disparan mi sensación de placer. Tanto, que empiezo a sentir algo parecido a un orgasmo. “¡Viviany, para un momento!”… le digo. Deja de masajear, junta nuestros cuerpos y me abraza. “No te corras”… susurra en mi oído. “No te corras aún. Quiero follarte”… añade. Respiro con profundidad intentando controlar lo incontrolable. “¿Te has corrido?”… pregunta. “No estoy seguro”… contesto. Llevo mi mano a mi vientre y compruebo que hay leche. Me he corrido. Cuando alguien te pone tanto, pasan estas cosas. “¿Podré follarte, verdad?”… pregunta preocupada. “Tengo muchas ganas de follarme tu culito”… añade. “Tranquila. Podrás follarme”… respondo. En realidad, no hay nada que desee más que sentir a Viviany dentro de mí.
Me pasa papel de cocina para que me limpie. Rápidamente, Viviany vuelve a la acción. Está cachonda de verdad. Abre los cajones de la mesilla de noche en busca de condones y lubricante. Deja las cosas a mano. Me tumba boca arriba en el borde de la cama. Ella se pone de rodillas, fuera de la cama. “Relájate”… me dice. Abre mis piernas y acerca su bello rostro. Lame mi culo como si de un caramelo se tratara. Emite los mismos sonidos que hacía al comerse mi polla. Busca profundidad con su lengua. Absolutamente genial. Tras el impresionante beso negro, se incorpora, dispuesta a penetrarme. Se la como mientras masajea mi culo con lubricante en sus dedos. Me encanta el momento previo al asalto. “Tumbate y ponte de lado”… escucho. Lo hago, pajeándome excitado. Miro a su cara mientras se calza un condón. Acerca su cuerpo al mío y pasea su polla por mi rajita. Rodea su objetivo sin llegar a entrar. De repente, penetra. Me la clava del todo. Hace meses que no recibo por detrás y lo noto. Mi culo está cerradito. Aunque la molestia es más sensación que realidad. Al tercer embiste, todo es placer. Impone buen ritmo desde el principio. Besa mi cuello. Muerde mis oídos. Susurra en ellos. Sale de mí para comprobar que todo está en orden. “Estira las dos piernas”… me dice. Quedo tumbado boca abajo. Culo en pompa. Su estocada es inmediata. En esta postura, Viviany se muestra más potente. Deja caer su peso sobre mí y empieza a darme. Sacudidas secas. Busca profundidad de manera obsesiva. Empiezo a chillar al ritmo de sus movimientos de cadera. Muerdo almohada para no hacer tanto ruido. Viviany a lo suyo, enculándome y susurrando guarradas en mi oído. Me encanta la postura. Sumisa y muy morbosa.
Sale y me da la vuelta. Cambio de condón y cojín en mis lumbares. “Cógete las piernas con tus manos”… me dice. Me la clava y empieza el taladreo. Me encanta contemplar su bello rostro. Y su exótico cuerpo en movimiento. Me masturbo. Entre la caña que me da y la corrida de hace un rato, no empalmo del todo. “He perdido empalme”… le digo. Su ayuda, justo lo que quería, llega de inmediato. Escupe en sus manos y masajea mi polla. Me encantan sus femeninas manos y las habilidades que demuestra con ellas. Me pajea con una mano y con la otra acaricia la base de mi polla. Me la pone dura en el acto. Embiste con fuerza sin soltar mi polla. Estoy en el cielo. “Tócame las tetas”… escucho. Manoseo sus pechos. Pellizco sus pezones. Viviany apoya mis piernas en sus hombros. Sigue dándome. Aparte de follar como los ángeles, sus manos masajean mi polla y mis pelotas de un modo desconocido. Quiero estirar el momento. Y gracias a la corrida anterior, lo consigo. Viviany tiene aguante. “Avísame cuando vayas a correrte”… escucho. Me encanta acabar en esta postura. Pajeado y follado. Pasión y potencia. “Dame, dame”… pido. No sé cómo lo hace pero sube una marcha más. “¡Así, así. No pares!”… exclamo. Con Viviany desatada, empiezo a soltar leche. Sus pollazos disparan mi semen en todas direcciones. Hasta mi cara recibe algún impacto. El orgasmo es buenísimo, de aquellos que se alargan en el tiempo. Viviany no deja de follarme ni de pajearme mientras sigo descargando leche. Cuando dejo de temblar, exprime mi polla hasta sacarme la última gota. Bestial.
Sale de mí y se quita el condón. Junta ambas pollas y las frota con sus manos. Las masajea esparciendo mi leche entre ambas. De rodillas sobre el colchón y sentada sobre mis piernas, se pajea. La imagen es un espectáculo. Rostro lascivo, pezones excitados y polla palpitante. “Tócame las tetas”… escucho. Voy directo a sus pezones y los retuerzo. Su respiración, cada vez más profunda. Se pajea con frenesí. Roza mi polla con sus manos. Gime. Chilla. Entre convulsiones, empieza a escupir leche en mi polla. Siento su calor. Deja mi polla bien cubierta de leche. Puro morbo. Nos miramos y sonreímos. “¡Qué buena eres!”… le digo. En cuanto recupera el aliento, me pasa el papel para que pueda limpiarme. Y me ayuda a hacerlo.
Viviany me ofrece una ducha. La acepto. Me da una toalla limpia y me acompaña hasta el baño. A mi regreso, la encuentro en ropa interior con el kimono rojo por encima. Abono el servicio. Mientras me visto, seguimos conversando. En cuanto hablamos de sexo, Viviany se calienta. “Mira cómo estoy”… dice llevando mi mano a su entrepierna. Me hace frotar en círculos por encima de sus bragas sin apartar la mirada de mis ojos. La tiene durita. Se la saca. “¿Quieres chupar?”… escucho. Imposible rechazar tal ofrecimiento. Tras pegar dos lametazos, la meto en mi boca. Su polla es una verdadera delicia. Lo dejo porque la cosa se lía. Tengo que irme.
Me acompaña al recibidor y me despide con un apasionado beso en mis labios. Mi primer encuentro con Viviany ha sido espectacular. Ha habido muy buena sintonía entre nosotros y eso me ha encantado. He conocido a una chica maravillosa. Y he descubierto la intensidad del sexo con ella, superando todas las expectativas que tenía. Es juguetona y muy morbosa. Si hablamos de atención y trato, Viviany roza la excelencia. Volveremos a vernos, sin duda.
Viviany, un gustazo conocerte. Gracias por todo. Guiño
Added on February 06, 2017 at 12:00 am